La Parabola del Valle De las Cuatro Columnas

Por: Pastor Dio Astacio

Había una vez un país conocido como el Valle de las Cuatro Columnas, cuyas riquezas brotaban de sus fértiles campos, sus talleres humeantes, sus playas doradas y su gente servicial.

Las cuatro columnas de su economía —agricultura, manufactura, turismo y servicios — habían sostenido al valle durante generaciones. Sin embargo, con el paso del tiempo, las columnas comenzaron a crujir bajo el peso de un mundo que cambiaba velozmente y las necesidades crecientes de su población.

Un día, los sabios del valle convocaron a un Consejo de Futuro. Allí, un joven comprometido profundamente  con el futuro de  su patria y el bienestar de su pueblo, propuso una visión nueva: “¿Y si sobre estas columnas construimos nuevos pilares que nos lleven a mayor prosperidad? Podemos conservar nuestras raíces, pero debemos extender nuestras ramas hacia el cielo. Y así nació la Ruta de Transformación.

Primera etapa: Sembrar con ciencia

La agricultura del valle fue la primera en transformarse. De cultivos tradicionales pasaron a agroindustrias inteligentes, usando sensores, inteligencia artificial y biotecnología. No solo vendían alimentos, ahora exportaban conocimiento, genética mejorada y alimentos procesados de alto valor.

Segunda etapa: De talleres a innovación

Las antiguas fábricas se modernizaron. Se introdujo la industria 4.0, automatización, impresión 3D, robótica y energías limpias. La manufactura pasó de ser intensiva en mano de obra a intensiva en innovación, fabricando componentes tecnológicos, vehículos eléctricos y dispositivos médicos.

Tercera etapa: La colina digital

En la colina más alta, se erigió el Parque de las Ideas, un distrito tecnológico que reunía startups, universidades y centros de investigación. Desde ahí, surgieron desarrollos en inteligencia artificial, software, telecomunicaciones y ciberseguridad. El país se volvió un exportador de tecnología y atrajo inversión extranjera de alta calidad.

Cuarta etapa: El mercado que despertó

Entonces, se creó un mercado financiero moderno, con una bolsa nacional robusta, fintechs inclusivas y fondos de inversión para proyectos sostenibles. Se canalizaron los ahorros internos hacia la innovación productiva y se abrieron nuevos caminos de financiación para empresas emergentes.

Quinta etapa: El río que sale al mundo

Las exportaciones ya no eran sacos de café o montones de turistas: ahora eran soluciones, tecnología y valor agregado. Con tratados inteligentes, logística moderna y marcas país sólidas, el valle extendió su influencia y trajo ingresos que fueron redistribuidos en salud, educación, ciencia y bienestar social.

El nuevo horizonte

El Valle de las Cuatro Columnas, -que es la Republica Dominicana con la evolución que visualizamos- ya no era solo un lugar de trabajo duro, sino un ecosistema de desarrollo sostenible. Sus habitantes vivían mejor, eran más educados, más saludables, y más libres de imaginar su futuro.

Y aunque las viejas columnas aún sostenían parte de la estructura, sobre ellas se levantaban los pilares de una sociedad más justa, resiliente y próspera. Y con esta parábola, defino el camino, para construir un  nuevo futuro, visión  que llevamos en el corazón para  conquistar la abundancia, seguridad y felicidad de nuestro pueblo.

El autor es alcalde de la Costa del Faro, Santo Domingo Este.