La República Dominicana, reconocida en la región por su fortaleza democrática en las últimas décadas, experimenta el crecimiento de un discurso ultranacionalista agazapado detrás del actual proceso electoral y la aguda crisis social y política que vive Haití, vecino fronterizo rendido ante las bandas criminales, para cuyo combate ha sido necesario formar una coalición internacional que llegará a ese país a finales de mayo.
Ese discurso extremo, similar al utilizado por movimientos o figuras ultranacionalistas en los Estados Unidos y varios países de América Latina, ha conseguido voz en candidatos, analistas políticos y organizaciones civiles que, bajo el lema de protección a la patria, patrocinan el radicalismo hacia los haitianos y exigen al gobierno acciones bajo el uso del chantaje electoral.
De hecho, el tema haitiano ha sido central en la actual campaña electoral y fundamental para que el presidente Luis Abinader aspire a una casi segura reelección.
La más reciente encuesta realizada por la empresa estadounidense Greenberg y Diario Libre reveló que el 64 % de los dominicanos cree que la crisis haitiana es muy o algo importante para decidir por quién votará en las elecciones del próximo 19 de mayo. El 55 % de los votantes entiende que Abinader es el indicado para manejar el problema que representa Haití.