Lo llamaron un «golpe privado»: un plan para secuestrar a Nicolás Maduro y entregarlo a las autoridades de Estados Unidos, que ofrecen US$15 millones por el presidente de Venezuela.
El plan, comandado por la compañía de seguridad estadounidense Silvercorp, empezó con meses de entrenamiento a exmilitares venezolanos en la desértica Guajira colombiana. Tenían armas, chalecos, comunicaciones.
Silvercorp había tenido incluso contactos con la oposición venezolana, abierta a explorar «todas las opciones» para derrocar a Maduro.
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Y así se gestó la llamada «Operación Gedeón», cuyo líder era Jordan Goudreau, un excéntrico exmilitar estadounidense que participó en las guerras de Irak y Afganistán como parte de fuerzas especiales del ejército. Lo acompañaban varios otros exsoldados de ese país.
El 3 de mayo, medio centenar de hombres embarcaron dos lanchas desde Colombia con el ambicioso objetivo de ocupar el palacio presidencial de Miraflores, sacar a Maduro y llevarlo al país del norte.